NOTAS REFLEXIVAS: ¿Sólo competencias? ¿Y educar cuándo?

10.4.19

Puesto que este curso trata del Filosofar sobre la Educación, les pregunto  ¿Saber pensar la educación, saber educar, saber amar y saber profesarse vocacionalmente, saber respetar y tener convicciones... se pueden reducir a un programa de competencias? La respuesta sería sí, si se considera como competencia inicial en la intención y final en la consecución, transversal y trascendente: "Actualiza las potencialidades de su ser, con vistas a realizar en plenitud su ser; el ser que auténticamente es".
      El reto es educar a través de las ciencias de la naturaleza, las humanidades, las artes y técnicas; la filosofía: He ahí la diferencia entre significado y sentido... ¿Cuál es el sentido de la educación y de la existencia? ¿Tiene sentido hablar del amar como de una competencia?

  Entiendo... La palabra competencia adquirió posición de primer plano porque se acusó el otorgamiento de títulos y grados universitarios  a  muchos profesionales incompetentes... ¿Razones? Una educación desvinculada de la realidad; educación de desgastadas solo ideas no indagadas en la realidad... Es el problema de la ideologización de la educación y desarraigo de la realidad; de la propia realidad...; por lo tanto, de no poder hacerse cargo ni siquiera de sí mismos; menos aún de otras realidades...
  
 
                               En la simpleza de un cuento o en la complejidad de la pregunta 
                                                 por el origen de la vida o del Universo,
 el educador descubre el valor de una enseñanza que ofrece al alumno,
con la esperanza de que sirva para su íntimo crecimiento...

Interesante blog La ciencia desde y para la vida cotidiana

 La auténtica filosofía,  ciencia, religión… en cuanto tienen por finalidad la búsqueda de la verdad, suponen una vocación, una forma de ser, una actitud ante la vida…. Igual el auténtico arte que busca presenciar y gozar de la belleza.  Sí, filosofía, ciencia, arte y religión exigen una actitud amatoria de acuerdo con la cual su realización implica la realización del ser personal que se avoca a ellas.  Hoy, debemos alertar que estos saberes, desvinculados de una auténtica vocación, esto es, sin el nutricio del amor, dejan de servir a la verdad, a la belleza, al bien; para reducirse con afán a la utilidad, en cualquiera de sus formas. Así, filosofía, ciencia, arte y religión dejan de ser una dedicación para ser tan sólo una ocupación técnica.

La técnica no procede de una vocación sino de una necesidad no de la libertad vocacional que coincide con el ser auténtico. Hoy no hay espacio para el saber ni para quienes tienen vocación.  No se anhela saber la verdad real sino la opinión conveniente, el dato útil.  Es el hombre esclavizado por las necesidades. los utilitarios: provecho, fama dominio, soberbia, egoísmo, apoderamiento, comodidad, prepotencia, violencia… Los saberes que superaban la mezquindad, la injusticia, la codicia, la envidia la crueldad, ya no tienen espacio.


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