TEMA II: Epistemológica del Saber Pedagógico Educativo

28.10.11

2.1  ¿FORMAR PARA LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO O DEL SABER?

                               A diferencia de otras realidades, aprehendemos la realidad como tal, tomamos conciencia de la realidad-Universo, de su acontecer y de nuestro acontecer en él.  El Universo, y nosotros en él, nos aparecen complejos: plenos en misterios, interrogantes y posibilidades. Nuestra existencia nos exige tomar decisiones y para ello valorar… ¿Qué puedo hacer; qué debo hacer; cómo y para qué; cuáles serán las consecuencias; qué es lo mejor o me guío por las conveniencias, mis gustos; poder y deber coinciden?  Ante todas estas interrogantes, tenemos dos alternativas: Valoro de cara a la realidad o doy la espalda a ella: esta decisión, que puede ser realizada en forma más o menos consciente, decidirá en gran parte nuestros estilos de existencia: ascenderemos o nos degradaremos. Éxtasis o vértigo, diría Alfonso López Quintás. (Ver texto en Página Principal) Aciertos, errores, apariencias, mentiras, ocultamiento, ignorancias, misterios, debilidad, dolor, placer, fortaleza, orden, caos, transparencia, corrupción, enseñanza, manipulación, fe, desesperación, esperanza, amor… nos ofrecerán sus potencialidades, sus límites y alcances, que irán esculpiendo una figura personal más o menos educada.

                Dentro de ese juego de decisiones, aparece una profesión educativa: ser profesor. Profesor, profesional, derivan del verbo profesar que significa confesar, hacer público. Profesional es la forma que elegimos, de acuerdo con nuestra vocación de servicio, de hacernos presente ante los demás.   Así,  profesor es el profesional de profesionales, quien se profesa enseñando a profesarse; para ello debe poner sus talentos (potencialidades) y saber al servicio de la educación del ser humano, esto es, debe constituirse en creador de situaciones que ayuden al autodescubrimiento y realización –recordemos que la educación es autoeducación- como personas (personeidades), personas únicas (personalidades) y profesionales.  Nuestra misión, entonces, se dirigirá a personas únicas que, a su vez, elegirán sus propias vías (saberes) para servir a los demás: artistas, artesanos, técnicos, ingenieros, científicos, religiosos, militares, empresarios, políticos, economistas, comunicadores, presentarán sus más propias y preciadas potencialidades; las que deben aprender a potenciar y realizar, en orden a los valores trascendentes bien, verdad y belleza… Ninguna vía es mala ni innecesaria; todas ellas potencializan al ser humano; pero educado es quien pone el poder al servicio del deber.  Nuestro reto educativo, por lo tanto, será descubrir la forma de co-crear situaciones que enseñen a descubrir y cultivar la creación y a sí mismo, con infinito respeto y equidad. 

                En el marco de los slogan, desde hace unos cinco años, en las aulas universitarias y en algunos discursos y páginas web, resalta una frase: “Debemos formar la sociedad del conocimiento”   Mi pregunta es ¿un hombre con muchos conocimientos es un hombre educado; esto es, a más conocimientos, mejor educación?  Sólo deseo recordarles que un experto en química fue el creador de la bomba atómica, un hombre con estudios en Francia y en la entonces Unión Soviética, ordenó la matanza de Tiananmen, expertos en medicina son empresarios y directores de clínicas de abortos, expertos en teología abusan de niños y expertos en pedagogía manipulan a jóvenes…  No se trata de que el conocimiento sea malo; pero sólo son un medio y los medios son neutros; pues es quien los usa quien decide el destino que les dará.  De ahí la importancia de educar y no sólo informar o instruir.  Así, es claro que no es la sociedad del conocimiento sin más, la que conforma un ideal educativo: esa sería sólo una sociedad de la información.  La sociedad educativa es formativa; está conformada por quienes conviven en respeto, colaboración, equidad; esto es, una sociedad de personas que, por sobre toda erudición, estrategia o habilidad, poseen sabiduría.

Sabio, entonces, no es quien todo lo conoce sino quien, tal como Sócrates decía, sabe qué no sabe.  Sabio es quien ama la verdad, el bien y la belleza aunque no los posea; pero sabe que existen y respeta y admira todo aquello que escapa al poder de su razón y capacidades pero que intuye a través del amor…  El sabio es humilde y agradecido porque vislumbra la grandeza del Universo y sus misterios y porque agradece su propia creación en ese Universo: Somos y el hecho de ser ya es un misterio y grandeza que debemos agradecer y cultivar…  Es tan poco lo que conocemos… No sé componer una melodía, no tengo una bella voz, no podré jamás ascender una montaña o salvar la vida de un enfermo; no cultivaré campos ni cuidaré bosques; tampoco descubriré sistemas extrasolares o miraré el fondo marino; no pintaré una acuarela ni acariciaré a tantos millones de niños que necesitan consuelo, mas no están a nuestro alcance… Pero, estimados alumnos, por vocación, ustedes y yo somos educadores y desde ya debemos entregar nuestros pequeños o grandes talentos, conocimientos y habilidades o competencias, a quienes son y serán nuestros educandos; directamente  a ellos pero también a sus familias, amigos, comunidad en general, medios de comunicaciones… Solos no podemos hacer todo lo que el mundo actual requiere de nosotros: Debemos formar comunidades educativas, sabias y no meramente cognitivas,  con una sola intención: Limpiar almas agrietadas por el desamor o el egoísmo, la prepotencia, la mentira, para conformar una sociedad donde convivamos en paz, justicia, colaboración, misericordia y caridad.

                        "Sociedad del conocimiento"              "El sueño imposible"

         En todo caso, la respuesta la  tiene cada uno de ustedes en su conciencia, como ideal:
       ¿Una sociedad del  conocimiento o una sociedad del saber?¿Vivir por un ideal o sobrevivir?

 
¿Mirar la pared o ir al encuentro de la realidad para descubrir su real belleza, verdad y bien?
 En el film Matrix, pueden encontrar la caverna actual... 
(Ver analogía Platón y Matrix en  http://www.youtube.com/watch?v=CqY3XYaR27U)
      

 CINCO ACTITUDES DEL HOMBRE ANTE LA  REALIDAD:          FILOSÓFICA/CIENTÍFICA – TECNOLÓGICA/ARTÍSTICA - RELIGIOSA -IDEOLÓGICA - EDUCATIVA

ACTITUDES
Filosófica- científica
Tecnológica – Artística
Re- ligiosa
Ideológica
Educativa
FINALIDAD
Descubrir la verdad real (interrogar, indagar, investigar, develar, demostrar…) 
Saber elaborar –crear- algo (una obra) con  finalidades utilitarias  (obras de ingeniería o  tecnológicas) o con finalidad de expresar una visión en forma creativa y estética (obras de arte)
Acceder a los misterios de lo sobrenatural, de las posibilidades antes y después de la vida…
Dominar o convencer sobre ideas predispuestas  para obtener un poder determinado
La auténtica realización de cada ser persona, en diálogo consigo, con los demás , con la naturaleza y con lo insonsable y misterioso del Universo...
MÉTODO
De-velación para de-mostrar (dar razones) la verdad descubierta: Se actualiza o intelige la realidad y se trata de explicar la lógica de la misma… Sin confundir la verdad real de la verdad lógica…
Ideación e invención o creación de métodos, en vistas a la finalidad utilitaria o estética perseguida.
Re-velación y rituales de fe vinculados a los misterios de la existencia y creación
Militancia, oratoria con reiteración y propaganda de ideas a competir.
Auténtico y respetuoso encuentro pedagógico educativo.
FUERZA
La verdad real (la realidad misma) y su actuación real sobre sí y sobre lo demás, en virtud de sus “notas reales”
El bien personal y/o común logrado a través de la invención o creación de la obra.
La “fe viva” en las creencias de los dogmas o credos.
Cantidad de adherentes.
La vocación educativa como deseo de encontrar o crear caminos de realización; tras la búsqueda de la verdad, bien y belleza propios de cada realidad y del Universo.
CONTRARIOS
Adversarios
Inventores de obras en vistas del apoderamiento, sin interés por el bien moral personal, común o natural.
Los infieles, herejes y/o sacrílegos.
Opositores, enemigos.
Todos los contrarios de las columnas anteriores.
OBRA
Idearios filosóficos y/o científicos.
Invento (Tecnología, Ingeniería, Medicina) - Creación artística (Arte)
Dogmas, credos.
Ideologías
Creación de situaciones educativas, en orden a colaborar con la realización de todos y de cada educando-a.

 La actitud filosófica

                La Filosofía no es un conocimiento hecho; sino un hacer, un constante filosofar. Enseñar filosofía es enseñar a filosofar, a reflexionar con la mirada puesta en la verdad real; sin otro compromiso que con la verdadera realidad. Descubrir la realidad de cara a ella, en el encuentro con ella… ¿Por qué es tan difícil hacer que el niño descubra la mariposa en la mariposa y luego dialogue con quienes también la han admirado; antes de hacerlo memorizar páginas de un libro que repite incansablemente las características de un insecto, más bien dicho, de un concepto que no es real sino un “ente lógico”, sin movimiento, sin colores, sin vida ni muerte? Pensar la realidad, amar la realidad, descubrir la realidad, cultivar la realidad… ¿Si descubriéramos al hombre real, ustedes creen que sería tan fácil lastimarlo, abandonarlo, humillarlo, asesinarlo?  Por ello deduzco que la violencia actual, la indiferencia de otros, la demagogia o charlatanería pura, sin verdadero compromiso,  surgen con tanta facilidad de un hombre que  nunca se ha encontrado con nada  ni con nadie, ni siquiera consigo mismo.

                Instalados en la realidad, amándola, intentemos su descubrimiento, intentemos entenderla y enseñarla que enseñar es tan sólo eso: señalizar hacia ella y enseñar a mirar y admirar.  Luego, podremos entrar en diálogo con los otros caminantes quienes, desde su perspectiva, desde su historia de vida, también buscan - con la misma honradez intelectual y moral- esa misma verdad real.   Entonces, sellado ese compromiso de búsqueda, indagación o investigación, los dialogantes podrán entramar sus ideas, discutirlas, fortalecerlas, rectificarlas y, siempre, enriquecerse en el encuentro con un tú; pues, aunque diversos, el horizonte real será el mismo.

                Por ello, en el filosofar, no hay enemigos ni cómplices; no hay intento de posesión o de poder sobre el otro; sino sólo maestros y discípulos; adversarios siempre dialogantes…ni perdedores, ni ganadores.   Sócrates, Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino, Descartes, Heidegger, Ortega y Gasset, Zubiri y tantos más, nos presentan una diversidad de perspectivas que emergen de tiempos, historias y mundos  distintos pero todos unidos por una misma vocación, misión e ideal: la búsqueda fervorosa de la verdad y su enaltecedora enseñanza. Por ello, entre los adversarios hay respeto y gratitud: hay una mística de la enseñanza y aprendizaje que vinculan al ser humano  con los trascendentes valores de la belleza, bien y verdad reales.  Por ello, el saber develado también instaura el templo; quien así lo entienda, respetará por sobre todo su profesión de educador y hará escuela o universidad.

(Develar: quitar los velos para descubrir la verdadera realidad, oculta tras las apariencias. Saber develado es aquel que procura el hombre por sí mismo, haciendo uso de su entendimiento e instrumentos indagativos.)
La filosofía es un filosofar:  Siendo estudiante de Filosofía, tuve la oportunidad de tener que estudiar algunos textos de Xavier Zubiri…Lo interesante, es que después de reflexionar sobre la forma como Zubiri planteaba, en sus “Lecciones de Filosofía”, el pensamiento de Aristóteles, Kant, Comte, Bergson, Dilthey, Husserl y Heidegger, dejando claras las diferencias entre uno y otro con respecto a la visión que cada uno tenía de la filosofía, concluí que, por sobre toda diferencia, primaba algo mucho más primordial y común a todo auténtico filósofo: No se trataba de que estos filósofos discreparan en todo o sostuvieran planteamientos subjetivos o superficiales sobre su propio quehacer; por el contrario, lo que entonces pude entender, y hoy reafirmo, es que la filosofía más que un contenido o conocimiento estático, hecho o cerrado, el cual hubiera que entender y memorizar para luego repetir y, a lo más, preguntarse si estás o no de acuerdo con él, es, por sobre todo, un filosofar. Un filosofar, esto es, un quehacer que emana de una actitud de búsqueda, de descubrimiento; una actitud intelectual de honesta búsqueda de la verdad por amor a ella; un saber al estilo socrático: una dedicación, un compromiso, una vocación, un amor. Un saber humilde que indaga con respeto; que sólo puede asegurar qué es lo que no sabe y, simultáneamente, una actitud educativa porque insta a un constante afán de superación, de interrogantes y de diálogo. Sí, pienso que es en este sentido en el que están de acuerdo todos los filósofos y educadores; aunque luego difieran en el contenido o camino que realicen para filosofar o educar: Sea el ser, la vida, los hechos, la realidad, el contenido de la conciencia o la intuición aquello que motiva al filósofo a pensar, lo que importa, es que la filosofía es filosofar y el reto es hacerlo y hacerlo bien; saber filosofar…
             Desde "El Mundo de Sofía" y en "Sócrates" de Rosellini podemos apreciar la vocación de Educar.  Saber amar; saber pensar, saber dialogar desde el encuentro con la realidad, con lo insondable del Universo y sus misterios... son las claves de la educación; la base de las ciencias, técnicas, artes, convivencia en justa equidad...
   
   Saber amar... El verdadero amor es sabio; pues no puede ser indiferente al amado-a; por el contrario, sólo anhela su bien.  Todos los problemas ecológicos y sociales; sólo expresan la falta de amor por la vida.  Enseñar a amar y a pensar son los grandes vacíos de la educación. ¿Se puede ser universitario, sin amar el universo? ¿Se puede ser educador sin amar al ser humano? ¿Se puede ser biólogo sin amar la vida; físico sin amar el movimientos, las fuerzas y la constante búsqueda del equilibrio; químico, sin amar las formas, estructuras, cambios de la materia; matemático, sin amar la proporción, la disciplina, el orden, la música...? 
             
        Así, el método filosófico es el camino que realiza cada cual para encontrarse con la verdad; esto es, con la realidad que "verdadea" o verdad real. En este sentido, cada camino es único, porque cada uno debe no sólo recorrerlo sino construir, dirigiendo y haciendo uso de las herramientas y estrategias necesarias para ello; lo que no es lo mismo que decir que cada cual tiene su verdad; pues la verdad no depende del camino ni de quien la indaga; sino que pertenece a la realidad indagada o cuestionada por el investigador o filósofo. Insistamos una vez más: la verdad no depende de lo que creamos, pensemos o deseemos; por el contrario; nosotros debemos buscar la forma adecuada de acceder a la realidad verdadera, haciendo uso o forjando los caminos y herramientas, instrumentos o estrategias (técnicas) que respetan la naturaleza de ésta de tal modo descubrirla sin adulterarla.  En la actitud filosófica, el indagador encuentra su fuerza en la realidad o verdad real: en ella está su fundamento; pues verdad es lo que la realidad realmente es.

                Ahora bien, el objeto de indagación será siempre  “el Universo” sólo que, por límites humanos, mirado desde una perspectiva.  Así, el Universo en cuanto viviente, dará lugar a la biología; en cuanto compuesto material, a la química; en cuanto movimiento de la materia, a la física; en cuanto acontecimiento de lo humano, a la historia; en cuanto realidad  a la filosofía….  Estas perspectivas en la realidad conforman una unidad real. Por ejemplo, la realidad es realidad de un ser viviente que, si es de índole personal, trasciende lo material y que, a pesar de ser afectado –aquí y ahora- por la gravedad, la vida y la muerte, tiene un origen, misterio y forma de existencia que trascienden estas perspectivas.  Por lo mismo, en cuanto la filosofía trata de la realidad en cuanto tal, todo científico tiene una filosofía y, en cuanto todo filosofar implica una actitud ante la realidad, es algo que acontece en el ser humano, no en la superficie del tener (tener conocimientos) sino en lo más íntimo de su ser, dando lugar a una actitud desde la que se vive, una visión y forma de existir, de vivir. En este último sentido, toda persona tiene una filosofía de vida; sólo que algunas más o menos fundamentadas, vividas. No puedo dejar de transcribirles unas palabras de Eugenio D’ Ors:

                “La solución correcta de la tensión filosofía-vida no consiste en rebajar el filosofar al  nivel del vivir, sino en elevar la vida a la filosofía, inscribir ésta en aquella.  Si la meditación filosófica sorda al vivir debe llamarse un desvarío, la hora de vivir ciega a la filosofía, una vileza.” (Cit. Por H. Zomosa en “Realidad metaobjetiva y método configurativo de Eugenio D’Ors”, Rev Cruz del Sur, Nº 2 Ed. Univ. Católica de Valpso, 1976. Pág. 131).  También lo decía Bernardo Palissy, en palabras muy queridas y repetidas por D’Ors: “Y si la agricultura es conducida sin filosofía, ello equivale a cotidianamente violar la tierra con todas las sustancias que contiene” (Cit. D’Ors http://revistakatharsis.org/aprendizaje.pdf, pág. 18)


La actitud doctrinaria
Pintura "La Crucifixión" de Dalí"

        Más allá, en el origen y destino de nuestras existencias y mundos, encontramos, ya no la ignorancia de los límites del conocimiento develado, investigado, demostrado; sino el misterio que sobrepasa la razón y  busca una respuesta en la verdad revelada.  La verdad revelada es aquella que se ofrece a quien tiene fe, escucha y asume como verdad lo que le dice aquella Realidad de Realidades, Creador no creado, sabio y amante perfecto, creador del universo.   La fe tiene que ver con los misterios, con aquella dimensión del Universo que nos sobrepasa: ¿Por qué vinimos a la existencia; por qué de esta forma, en un aquí y ahora precisos? ¿Antes de la vida y después de la muerte, qué y para qué?  La verdad revelada no es una verdad a la que se tenga acceso desde la razón y desde el laboratorio, pues las realidades a las que alude son superiores a las que se pueden apreciar en un tubo de ensayo, captar un microscopio o un telescopio.   

                Todo ser humano es creyente; pues creen tanto los que aceptan como los que rechazan la existencia de un Ser Superior; ya que estos últimos tampoco pueden demostrar su no existencia.  El camino de la fe no es un camino contrario al de la razón, sino distinto; pues ambos –si son honestos- buscan la verdad real.  Así,  son muchas las ideas (producto del razonar y la investigación) y las creencias (producto de la fe) que coinciden… Es más, el hombre de ciencia, si es honesto, sabe que su filosofía o ciencia tiene límites y que la realidad es más compleja de lo que puede hoy captar su razón.  Tanto quien se inicia en la existencia y el saber, como quien ya ha recorrido gran parte del camino, se da cuenta que las preguntas que nos hacemos sobre nuestra esencia, origen y destino o sobre el sentido último del Universo y de la educación, nos llevan más allá de los límites de la filosofía y de la ciencia; pues no todo puede ser observado ni razonado…

                 Para muchos, la respuesta está en un Ser Creador, Omnipotente, Amor Supremo, Padre, Salvador… Tal vez le llame Alá,  Buda o, simplemente,  “algo superior” o energía espiritual….  ¿Qué importa más: el nombre o la realidad?  En ese Ser, más allá de cómo lo ideemos,  enfrentemos o expresemos, aparece la Verdad Simple y Absoluta para quien, desde el misterio de la fe, cree en esa verdad revelada.  Otros, creerán que el Ser Superior es el azar y la energía.  Por supuesto, estas creencias marcarán nuestra vida; pues somos realidades re-ligadas (de ahí la palabra re-ligión), es decir, doblemente ligadas a algo que trasciende la vida, por cuanto el origen de ésta no está en nosotros mismos, como tampoco nuestra vida termina en ella… La fe, entonces, tiene que ver con las interrogantes del antes y después de la vida; sus respuestas serán las que den lugar a los diversos credos o religiones y al sentido mismo de esta vida que variará según la pensemos como una línea que va del útero al sepulcro o desde y hacia lo sobrenatural. 

                Nadie escapa de la fe… ¿Cuál es nuestro origen? ¿Cuál es nuestro destino? ¿Por qué me fue dado el don de ser creado? ¿Azar o sentido? ¿Del sepulcro a la tumba o desde Dios a Dios? ¿Determinados por la naturaleza, somos parte de una cadena evolutiva que en algún momento nos superará o somos un ser que trasciende la naturaleza, habiendo sido creados a imagen y semejanza del Creador de existencias; tanto en acto como en potencia?

                Fe y razón. Verdad revelada; verdad develada: Dos caminos para acceder a la verdad real. Creencias e ideas; confesión y demostración.  La fuerza de la fe está en el acto de creer, lo contrario a ella será la duda que emana de la razón o de los sentidos, debilitando la creencia.  Esto no implica que no se pueda pensar lo creído; pues esa es precisamente la misión de disciplinas filosóficas como la teología o estudio sobre Dios; pero en este caso, no se trata de credos ni de fe, sino de ideas y razones.
        Ciencia, arte y fe se cruzan en los caminos de búsqueda.

              "Contacto", una muy excelente película de ciencia ficción (no de fantasía) que expresa las ideas que el licenciado en arte, astrónomo y doctor en astrofísica Carl Sagan se hiciera del universo y expusiera en forma novelada.  Junto al director cinematográfico Robert Zemeckis, Carl Sagan supervisó la correcta exposición de su pensamiento.

                Ante la diversidad de credos, el respeto es la actitud propia del educador. Respeto y tolerancia se ponen a prueba ante quienes tienen un credo distinto, con un solo límite: Es respetable toda idea y credo que no atenta contra la dignidad de ser. Por mi parte, tengo un pensamiento que siempre lo transmito: Toda fe que saca a luz lo mejor de ti, es válida.

                  Credo, ideario e ideología se presentarán como alternativas, en un juego que variará según el sentido que demos a nuestra existencia y, en ella, a nuestra profesión. ¿Cuál es la actitud correcta que debe conservar quien se dice educador de niños, adolescentes, jóvenes o adultos; teniendo presente que el profesor, como todo ser humano, tendrá sus propias creencias, tal vez simpatías o militancias ideológicas e idearios?  Lo importante es tener clara la diferencia entre una y otra actitud, sus alcances y límites y nuestro deber educativo ante ellas.

               
La actitud ideológica

               Mientras la doctrina es una cuestión de fe que, por lo mismo, trata de los misterios de la vida que por su sobrenaturaleza escapan a la aprehensión científica; la ideología trata de ignorancias superables, con el avance de la ciencia y de la tecnología o con la indagación propia y adecuada. Sin embargo, atendiendo a nuestros límites, no podemos tener una actitud científico-filosófica ante todo; de ahí que nos hacemos cargo y encargamos profesionalmente de una dimensión de la realidad, dejando el resto a cargo de otros profesionales o expertos. Así, vamos al médico para que nos diga qué nos pasa y luego, confiando en él, aceptar sus recomendaciones como verdaderas y/o convenientes.  Lo mismo, cuando recurrimos al electricista para que nos diga cómo hacer o arreglar aquel artefacto, al constructor civil para que nos informe sobre la calidad de tal suelo, al economista para que nos diga cómo se superará la pobreza, al juez para que nos diga cuál es el justo veredicto respecto tal o cual caso  o al político para que nos anuncie cuál será la mejor forma de gobernar un país,... etc. En todos estos casos, no estamos indagando la verdad a partir de un estudio directo de ella, ni tampoco pronunciándonos sobre misterios sobrenaturales; sino que interrogamos a otros sobre cuáles son sus formas de interpretar o entender la realidad.  Estamos moviéndonos en un ámbito ideológico, dependiendo de la honestidad del ideólogo, donde el riesgo del engaño es claro: dependemos de la moral, conocimientos y actitudes de otros... que podrían sólo intentar convencernos y hacer aparecer como verosímil algo que no es verdad pero que al ideólogo le conviene que “creamos”: El médico podría operarnos sin ser necesario, el electricista podría decirnos que el computador tiene la tarjeta madre dañada, el político ser sólo un simpático demagogo…
               
Film "Gracias por fumar": Filme muy interesante, en el cual podemos apreciar al ideólogo en acción

La fuerza de una ideología está no en la verdad real sino en la idea propagada, en la fuerza de la mayoría que la milite: Que hoy alguien proponga que la tierra es el centro del sistema solar, no tendría ninguna fuerza…   Por lo mismo, en el ámbito ideológico, hay seguidores y opositores, conveniencias e inconveniencias, propaganda y anti propaganda, estrategias de manipulación para lograr adherentes y derrotar al “enemigo” que es visto como obstáculo opositor: están los “nosotros” y “los otros”.  No es suficiente la exposición de la verdad, sino el ser convincente, creíble.  Al ideólogo le interesa la popularidad, pues sin ella no tiene el apoyo de la masa para obtener poder; por lo cual la idea es simplificada y entregada de forma intencionada al propósito ideológico.  

Mientras en la actitud científico-filosófica vamos directamente a la realidad para desde ella hacernos una idea sobre la misma, en la actitud ideológica no indagamos sobre la realidad sino que preguntamos a otro qué piensa sobre ella: hay un desarraigo de la realidad.  Insisto en que no podemos ser indagadores de todo; pero es importante saber cuándo estamos moviéndonos de una u otra forma, para prevenir el error, el engaño.  Educativamente, es importante tener presente:

1º La ideología puede ser objeto de estudio o puede ser objeto de militancia: Ahora bien, las ideologías respecto ciertas área de la existencia pueden ser filosófica, histórica o científicamente estudiadas y enseñadas; algo muy distinto es que la forma de estudiarlas y enseñarlas sea ideológica. En este último caso, nos encontraríamos en una actitud militante que, como tal, pretendería hacer del educando un adherente ideológico; lo que es contrario a la educación cuyo carácter formativo requiere de un educando interrogante, crítico, cuestionador e indagador  y de un educador que crea las condiciones propicias para ello.  Situación contraria al ideólogo que parte con ideas preconcebidas, con la finalidad de propagarlas y no ser cuestionado.   Demás está decir que para que se dé un debate de ideologías, que también puede ser interesante educativamente, éste se debe dar ante un público idóneo que posea autonomía cognoscitiva y moral sobre el tema a discutir, de tal modo pueda superar las propias simpatías o conveniencias personales. 

La manipulación del hombre a través de medios psicológicos y del lenguaje es el instrumento del manipulador quien  conoce las técnicas y estrategias de la oratoria y convencimiento.  Lo propio de tales técnicas es su carácter subrepticio (sub-reptar), esto es, oculto, “bajo cuerda”, de tal modo el manipulado no se da cuenta de ello.  Se trata de hacer creer a la persona que piensa y toma decisiones con fundamento, cuando en verdad, ha sido objeto de las diversas estrategias manipuladoras.  Sobre este tema, véase el Aula Socrática II: EDUCACIÓN Y MANIPULACIÓN (Ver artículos en Página Principal)

3º   Desafortunadamente,  ámbitos que debieran ser eminentemente filosóficos, creativos, son ideologizantes en la misma medida que se desvincula al alumno de la realidad a estudiar (que debiera ser sinónimo de indagar).   A ello nos referíamos en líneas  anteriores, cuando decíamos que al alumno se le pide que memorice relieves, fórmulas, datos –esto es ideas preconcebidas- sin haber ido al encuentro de la realidad, situación o problemática real desde la cual surgieron.  Insectarios (cadáveres) son recolectados y se supone que es para estudiar formas de vida; páginas llenas de datos deben ser memorizadas sin mayor sentido que la imposición de un programa y la obtención de una nota; sin embargo, el científico que llegó al descubrimiento de esas mismas ideas dio su vida entera a ello.  Así, el alumno debe aprender a desarrollar binomios o trinomios sin saber cuál es su sentido.

 Leer y reflexionar “Sobre el estudiar y el estudiante” de José Ortega y Gasset
http://www.seminariodefilosofiadelderecho.com/Biblioteca/O/estudiar.pdf

Reflexionar sobre la trayectoria antropológica del hombre actual
 




URGE FORMAR EDUCADORES, CIENTÍFICOS, ARTISTAS, TÉCNICOS Y POLÍTICOS CON LO QUE PODRÍAMOS LLAMAR UNA SENSIBILIDAD, INTELIGENCIA Y RECIEDUMBRE MORAL.

El saber tecnológico: Poder y deber.
¿Cuáles son las competencias morales en que debemos formar? Pregunta irrenunciable para una Facultad que forma educadores... ¿Qué sentido tienen, realmente, los proyectos HAARP (EEUU)  y  su equivalente SURA (RUSIA), el Gran Colisionador de Hadrones? ¿Cuáles deben ser los límites de la ingeniería genética?

   

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