TEMA IV: Perspectiva axiológica - moral de la educación

10.1.12

3.1 DIMENSIÓN MORAL

Somos seres morales; consustancialmente,  morales.

             La relación organismo –medio se sustenta en una estructura natural que, de modo predeterminado, le permite responder las suscitaciones que afectan su viabilidad. El animal es un ser reactivo; su vida está limitada por la capacidad de reacción a los estímulos del medio; no tiene más opción que la permitida por su dotación biológica: es un ser “ajustado”. Por lo mismo, podemos afirmar que en el animal no hay error de respuesta, no hay responsabilidad; no tiene que justificar su respuesta porque en él no existe la posibilidad de optar. Al gato no le queda más que hacer uso de sus garras para apresar la comida, defenderse o atacar ¿El ser humano? Su gama de posibilidades es inacabable; sólo depende de sus conocimientos, imaginación, voluntad, moral....   Puedo hacer uso de mis manos para sembrar mi alimento, hacer uso de tecnologías para conservarlo por años, crear industrias para luego comercializarlo; puedo usar cañas de pescar o barcos faeneros, rifles, trampas; puedo importar y exportar alimentos y adelantar artificialmente el desarrollo de las aves para obtener mayores beneficios económicos; también podemos mejorar la calidad del alimento y crear puestos de trabajo que beneficien a todos, a la par que hacer donaciones, en orden a colaborar con la salud y disminuir la desnutrición…

¿Qué acontece en nosotros?

De algún modo ya lo explicamos al aludir a una de las perspectivas fundamentales en que se debe sustentar la pedagogía, esto es, la perspectiva ética: Nosotros no respondemos a una mera afección de estímulos suscitadores del organismo; pues nuestra capacidad de inteligir nos coloca ante estímulos que sabemos, más allá de estimular, son reales independientemente de que nos estimulen o no. Precisando aún más, nos enfrentamos a realidades estimulantes y desde una realidad, la propia, que también la sabemos tal.  Por ello, ideamos proyectos, que cuentan con realidades que sólo existen en nuestro mundo interior... Ideamos inventar una vacuna para prevenir el cáncer, componer una canción o ahorrar para diseñar la “casa soñada.  Esta situación nos pone en un nivel de existencia que trasciende lo orgánico y lo inmediato, tanto espacial como temporalmente: una existencia que debe justificar sus respuestas ante sí y ante los demás, pues cada decisión nuestra afecta a muchos; tanto lo que decidimos hacer como lo que decidimos no hacer.  Además, dado que somos conscientes de que la realidad no se agota en la estimulación; podemos pre-ocuparnos de ella y no sólo ocuparnos; podemos enfrentarnos a ella, esto es, ponerla frente a nosotros, de forma conceptual y/o imaginaria, de tal forma decidir qué hacer ante su próxima o muy futura estimulación. Así, se crean las AFP, en las cuales personas muy jóvenes, entregan parte de su remuneración, para cuando llegue la vejez.

 Libres del medio, en cuanto ante él nos preguntamos qué hacer, somos responsables de nuestra respuesta.  Por ello, ante una misma situación, se dan las más diversas actuaciones y consecuencias.  La opción es consustancial a nuestra existencia; también entonces su justificación. Debemos dar razón por la acción elegida y por el rechazo de las demás. Es esta nuestra condición moral ineludible. Tienes hambre... allí está la comida; pero no.... debes distribuirla para que todos puedan sobrevivir: Pre-ocupación, proyecto o planes, responsabilidad, consideración, fortaleza, prudencia, equidad... Todo eso y más, formaron parte de las decisiones tomadas por nuestros 33 mineros...


3.1.1  Principios de la educación moral
 
Entrevista a Zigmunt Bauman
(La liquidez en que vivimos)
a)  Debemos conocer la realidad, para direccionar nuestra creatividad y optar por aquellas respuestas que impliquen “cultivo de” y no “destrucción de”: Dar la espalda a la realidad es una actitud suicida y homicida de la cual somos inevitablemente responsables. Así, es suicida quien construye castillos en el aire, desconociendo el terreno; pues proyecta un futuro sin considerar la verdadera realidad. La imaginación pueril como es sabido es la que se pierde en ensoñaciones sin punto de apoyo en la realidad.  En el film “La Carnada” de Bertrand Tavernier, los jóvenes proyectan, sin más, en menos de un año montar un negocio y hacerse millonarios… Son tres jóvenes; sólo uno de ellos –ella- trabaja atendiendo una boutique; se dan cuenta que así no juntarán el dinero necesario y han proyectado todo para “ahora, pronto”… Idean que ella atrape hombres millonarios; cuando la lleven al departamento, será cuestión de dejar la puerta abierta… ellos entrarán y sacarán el dinero… Resultado: un cruel asesinato pues no se convencen que la víctima no tenga dinero donde vive: emplean la fuerza para intentar hacerle hablar...  Son tomados presos, navidad será la próxima semana… Ella, al ingresar a la comisaría y ver que el jefe de policía usa una costosa lapicera…  saca un papel para averiguar su teléfono…; aún piensa que el plan puede resultar y ser ricos  antes de navidad.  Por lo mismo,  el niño, en su inocencia, a fuerza de imaginar sin fundamento real que es Superman, se lanza por la ventana de un alto piso… Es un niño (un crío)… es nuestra responsabilidad.  No es lo mismo crianza que educación.  La educación requiere de la capacidad de discernir entre lo aparente y lo real, deducir las consecuencias y, luego, elegir…  En la crianza, el adulto (padres, profesores, médicos) deben elegir lo mejor, lo que es bueno para el crío y evitar lo que realmente es nocivo para él.

La imaginación creadora, madura, en cambio, se nutre de la realidad y trata de mejorarla o transformarla, pero considerando la naturaleza de ésta, su propia realidad, los condicionantes y las consecuencias de su acción.   Tal es tu real capacidad –sus debilidades y fortalezas-  tales son las oportunidades y amenazas a que se deberá enfrentar,, tales son las condiciones del momento y tales las consecuencias…  Podrías tener capacidad para pescar, bote, pero a lo mejor se anuncia un temporal o sería una desconsideración hacerlo cuando están en peligro de extinción o temporada de crías.  Desconocer la realidad y construir la existencia a espaldas de ella es suicida y «homicida»: un peligro privado y público; bien porque, inmaduramente, proponen proyectos ilusorios, que acaban en la frustración de todos los que ilusamente se alistan confiados tras ellos; bien, porque inmoralmente se mueven en el engaño para propio beneficio.  Así, por ejemplo, es fácil que los traficantes de droga, en un principio las regalen para crear la adicción, pero ellos, en cambio, no las consumen; pues saben muy bien sus consecuencias.  En cualquier caso, por ignorancia, inmadurez o engaño, se trata de un peligro privado y público.  De ahí la importancia de, antes de tomar decisiones, conocer la verdadera realidad, proyectarla…

Por eso conviene experimentar la realidad cotidiana, informarse, recurrir a los aportes que hacen los distintos saberes y echar mano de la experiencia ajena, a través de la literatura, el cine, las artes plásticas, los medios de comunicación, la familia, los educadores. 

b) Debemos ser idealistas pero no utópicos o ilusorios: Un ideal es una idea de perfección sobre nuestro ser, nuestra existencia y el mundo… Su origen es la misma realidad, en cuanto desentrañada por una inteligencia que ha respetado su ser  esencial y, por lo mismo, vislumbra caminos para su cultivo, esto es, distingue entre nutrientes y nocivos.  Ninguna mente sana puede poner como ideal la violencia, la inequidad, la desconsideración, la drogadicción, el abandono; pues evidentemente son nocivos. 

“Sería idealismo positivo considerar que la historia humana se construye también con ideas e ideales, y que es puro conformismo, dejación de humanidad, resignarse a pensar que no hay más cera que la que arde, aferrarse con uñas y dientes a la vulgaridad y la ramplonería, tachando de ilusos a cuantos intentan abrir nuevos horizontes. (…). Una cosa es soñar utopías cuyo fracaso conduce a la frustración de los ideales por los que nacieron, otra bien distinta ampliar el ámbito de la realidad posible, para encontrar siempre ante cualquier problema una salida. Los enigmas excitan la imaginación y la razón creadoras; las aporías, los callejones sin salida bloquean las capacidades humanas y acaban matando el impulso vital.”, dice Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política, en la Universidad de Valencia.   (Cf. http://www.zubiri.info/cortina.htm )

Quienes de espalda a la realidad elevan una idea preconcebida como ideal, caen en un utopismo relativista, direccionado por intereses particulares, por ansias de poder o dominio sobre la realidad para su consumo o apropiación. Quienes dan la espalda a la realidad intentarán por todos los medios promover una masa de hombres no pensantes, no críticos, no creativos, sin ideales, sin convicciones morales: seres manipulados pero no educados.

c) Para educar en responsabilidad, debemos educar desde la realidad de un ser humano “situado”, que nos permita cumplir con aquellos tres momentos éticos de que habla Ignacio Ellacuría: hacerse cargo de la realidad, cargar con ella y encargarse de ella para que sea como debe ser.

Si queremos educar, debemos conocer la realidad que viven nuestros educandos; cómo la experimentan, qué sentido y valor le dan en el marco y horizonte históricos de sus vidas. Ser científicos es ser investigadores, indagadores de la realidad misma: es en la realidad donde encontraremos la explicación de lo que le acontece. Esto, que pareciera obvio, a veces parece olvidarse; pues son muchos los que hacen discursos sobre cómo educar sin mirar al educando real; sin interesarse por sus anhelos y temores, sus penas, alegrías y esperanzas o desesperanzas. La hipótesis, la variable determinada, la muestra, la fórmula estadística…; eficaces en el ámbito del mundo predeterminado y lógico - matemático; dejan de lado, desde el punto de partida, lo más esencial del ser humano: su toma de conciencia, su libertad, su vocación de dignidad, su alma, su mismidad… Por ello, se acumulan estadísticas y cientos o miles de investigaciones sociológicas sobre la pobreza y el hombre sigue indigente; lo mismo acontece con la educación…y con otras áreas humanas. Tratemos, entonces, de entender la realidad del educando, la nuestra y el mundo real en que nos encontramos situados.  No se trata de conceptos abstractos, ni de fórmulas preconcebidas; sino de experiencias únicas que ocurren en la historia de vida de personas también unas e íntimas.

c.1) «Hacerse cargo de la realidad» implica entender la situación real que tenemos ante nuestra mirada. Por ejemplo, entender la situación de agresión y falta de respeto ante la cual podríamos encontrarnos en una sala de clases: Entender sus causas, motivos que la impulsan, formas de expresión, situación familiar de los educandos… Estudiar la realidad de cara a ella, no es lo mismo que estudiarla en la abstracción de un discurso lineal sobre la violencia que puede aparecer en un libro.  No digo que el libro no sirva sino que es complemento… pero no sustituto de la realidad.  El libro puede aclararnos algunos conceptos, entregarnos algún lenguaje apropiado, algunas estrategias, precisamente, de acercamiento a la realidad que nos preocupa y la cual debemos indagar.  Recuerdo un profesor de cuarto básico que acudió a la Universidad para pedir una intervención en el curso del cual era profesor jefe… Se trataba de niños entre 9 y 11 años a quienes catalogó de tal indisciplina, que le eran “Incontrolables”.  Recuerdo haber partido con una dinámica que dio por resultado que ante un incendio, varios de ellos preferían esconderse en un armario o taparse con sábanas y dejarse morir… No había caso, no querían vivir ¿La razón? Producto de otra dinámica: la carta a un amigo desconocido y leal que guardaría el secreto: varios contaban que sólo molestaban en su hogar, que tenían miedo a la violencia del padre alcoholizado, la madre ya sin paciencia… Otros… acusaban ser abusados sexualmente y no ser creídos o encontrados culpables y no contar con el apoyo de la madre.  Uno de ellos, prometía salir de su flojera y tener la casa limpia, los platos lavados y ninguno roto, para cuando llegara su madre del trabajo, quien lo amenazaba con abandonarlo si no hacía bien las cosas… Y el profesor, que los veía a diario y ya por cuatro años, no tenía idea…

Para hacernos cargo de la realidad de cualquier realidad y llevarla hasta un salón de clases para tratarla con los alumnos y/o apoderados, sin herirlos, sin exponer sus vidas privadas, el cine nos entrega un aporte pedagógico incalculable; pues a través de su ficción podemos llevar, en un lapso de dos horas, la violencia tal cual se da en situaciones reales de vida: así, podemos presenciar la historia de una agresión física y psicológica desde sus inicios y hasta su culminación; aprehendiendo a través de ella lo que ocasiona el grito, la humillación, la tolerancia de lo intolerable y, al final, la liberación y la búsqueda de la identidad perdida. El cine, nos recrea una realidad sin desintegrarla; pues al igual que la vida real, hace uso de un lenguaje no lineal. Nos permite conocer todos los factores que inciden; la historia misma de cómo se fueron dando; los personajes involucrados y sus formas de actuar e influir en ella.

Una pedagogía experiencial necesita instalarnos en la realidad misma para que, por empatía, accedamos a ella experiencialmente; a través no sólo de una observación directa, sino íntimamente, esto es, haciéndola formar parte de nuestras propias experiencias de vida –acogiéndola- para luego entenderla comprensivamente.  A ello aludimos cuando decimos “me pongo en el lugar de”, “siento en carne propia lo que te ha pasado”.  Se trata, entonces, de imaginarse intelectiva, moral y afectivamente lo que otros han vivido; es lo que también se logra con las historias fílmicas que mágicamente, con el uso de los recursos del lenguaje cinematográfico, nos introducen en un mundo que, aunque sabemos ficticio, nos hace sentir lo que viven los personajes: nos enojamos con ellos, reímos, lloramos, criticamos, damos consejos… El espectador de cine, en la medida que conoce todos los elementos que conforman una situación: quienes son los buenos, los que mienten, los engañados, las intenciones de los personajes, sus fortalezas y debilidades, etc., entiende la realidad, por ello, puede “hacerse cargo” de ella y, seguidamente, “hacer los cargos que corresponda”, esto es, “cargar con la realidad”.

c.2) “Cargar con la realidad” implica determinar y analizar los distintos grados de responsabilidades que se articulan en una situación; distinguiendo entre causas, influencias y condiciones. La causa es la determinante. Si no tienes el don o virtud del canto, por ejemplo, jamás podrás cantar bien, aunque tengas la oportunidad de acceder a los mejores maestros de canto. Pero si cantas bien, la causa es tu don y tu esfuerzo por realizarlo; el maestro ha sido una buena y a lo mejor gran influencia o apoyo positivo, que ha facilitado la acción de la causa que es siempre íntima, pero no es determinante de tu realización; pues somos libres. Ahora bien, podrás saber cantar; pero si estás afónico o estás en un recinto donde se debe guardar silencio; hay que esperar o hacer algo para que cambien las condiciones.  En otras palabras, la causa es determinante; las influencias y condiciones, no.  Existiendo la causa –el talento- el ser humano puede superar toda influencia y condicionamientos, como  también puede no aprovechar las influencias y condicionamientos positivos: Tiene talento, lo medios óptimos para aprender, el tiempo y lugar apropiado, pero la falta de voluntad o inseguridad, inhibe la actuación de la causa, esto es, la actualización de su talento.  Superados los vicios o debilidades, podrá realizarse si lo hace “a tiempo”; pues algunos talentos son condicionados por el paso del tiempo, a tal punto, que se vuelven un “imposible de realizar”; ejemplo, el tenis a gran nivel, la danza.  Las causas son siempre íntimas o internas (La causa de que el vidrio se quiebre con una piedra es su fragilidad; si no fuera frágil, no se rompería ni con un balazo.  Influencias para que la fragilidad actúe son muchas: agua hirviendo, un terremoto, un alunizaje…  Cargar la realidad, entonces, implica tener claridad sobre cuáles son las causas de un actuar y qué lo motiva o influye, condiciona.

c.3) “Encargarnos de la realidad” implica estar en condiciones de poder asumir la propia responsabilidad frente a quienes nos hemos comprometido. Somos educadores; algo debemos hacer frente al dolor, abandono,  violencia que sufren nuestros educandos; no podemos asumir una actitud de irresponsabilidad o de inoperancia. Ser responsables implica responder de las consecuencias de lo que hacemos y de lo que no hacemos. Por supuesto que para ello, tal como hemos visto, es necesario hacerse cargo de la realidad, luego cargar con ella y, ahora, encargarnos (responsabilizarnos) de ella; preguntarnos, entonces, qué debemos hacer ante tal situación.

Cuando damos espacio y derecho a cualquier acción injusta, sin hacer nada, no sólo aumentamos el daño a quien ha sido injustamente agredido, sino que dificultamos la convivencia en paz de un curso y damos lugar al mal ejemplo.  Recuerdo una noticia: Se informaba que tres estudiantes de enseñanza media habían abusado de una compañera delante de otros estudiantes que hicieron caso omiso de los gritos de auxilio e intentos de huida de la estudiante. Arrastrada por el suelo; fue reiteradamente abusada sobre un escritorio; en la misma sala de clases. ¿Los profesores? Pareciera que no existían. Resultado de esto y de la denuncia efectuada por la alumna y su madre, la víctima debió ser retirada del Liceo pues por razones obvias, no podía ni psicológica, ni moral o socialmente, seguir compartiendo con quienes la habían abusado y con quienes lo habían permitido. Sus victimarios, en cambio, siguieron en “su Liceo”, como si nada hubiese ocurrido…  En ética, a este actuar se llama “actuar mal con agravante de escándalo”, pues con el ejemplo se avala el mal actuar y no se corrige, con lo cual los observadores también son moralmente dañados.

Debemos asumir nuestra responsabilidad; atrevernos a mirar, ver y tomar las riendas para guiar a quienes nos corresponda por buenos caminos y, si no existen, construirlos… Buscar o crear un buen material en el cual los educandos descubran y logren discernir y entender el buen y mal actuar, la diferencia entre virtudes y vicios, se planteen dilemas éticos… Liderar para instar a otros a colaborar en la misma ruta, elaborar planes de acción o programas educativos y, así, formar en valores para erradicar la maleza y sanar las heridas de muchas almas. 

Alfonso López Quintás, afirmaba en el libro que escribiera junto a Gustavo Villapalos: “La responsabilidad es siempre proporcional a la dignidad. La dignidad de quien consagra su vida a orientar a niños y jóvenes es muy alta. Se hace responsable del futuro de estas personas y, consiguientemente, de la sociedad”

d) Antes de hacernos cargo de la realidad, debemos hacernos cargo de nosotros.

Entender o entendernos no es fácil. Por ahora, digámoslo en forma simple: Somos lo que hemos ido haciendo de nosotros a lo largo de nuestra trayectoria de vida; en ello debemos incluir lo que podíamos o debíamos haber sido y no fuimos y lo que podríamos o deberíamos ser y aún no realizamos. Generalmente, entender nuestro propio actuar personal, es mucho más complejo que entender el de otros… A veces, la explicación o comprensión de una actitud, decisión o comportamiento está en la interpretación o sentido que hemos dado en el pasado a una experiencia que, para otros, podría no tener mayor incidencia.  Analizarnos moralmente es difícil, influyen sentimientos y un pasado que no es recordado tal cual ocurrió.  Además, el pasado ya fue, no es modificable; la esperanza está en proyectar un futuro que aún no es.  Es algo que todo educador debe tener presente, para alentar al alumno a superarse y no aplastarlo, haciendo hincapié en el error ya pasado.   Veamos algo más sobre esta temática, donde es imposible separar la ética de la antropología:

d.1) La necesidad de reflexionar sobre la experiencia.

Nuestra vida es un continuo de experiencias o vivencias que van configurando lo que llamamos nuestra biografía o historia de vida. Se trata de experiencias de diversa envergadura o impacto; tanto para nuestra existencia como para la de los demás; experiencias no siempre reflexionadas que, sin embargo, pueden alcanzar el rango de acontecimientos, esto es, marcar el rumbo de nuestras vidas, con su carga de posibles e imposibles. Por ello, no es más sabio quien más ha vivido sino quien constantemente va extrayendo principios de vida a partir de lo experimentado. Podemos pasar por la vida o vivirla con mayor o menor profundidad, dependiendo de cuánto vayamos aprendiendo de la misma. Así, nuestra vida es la historia de nuestras experiencias y de la reflexión sobre ellas, lo que es también una experiencia: la experiencia de reflexionar sobre la experiencia. Así, no es lo mismo la experiencia de amar –estar amando- que la reflexión sobre qué significa amar o que amemos a tal o cual persona. Tengamos presente, entonces, que la reflexión sobre una experiencia será siempre sobre una experiencia pasada y que ese pasado podrá ser próximo o remoto.

Aclaremos que no reflexionar sobre nuestras experiencias de vida no significa que éstas sean algo oscuro o inconsciente. Quien en estos momentos está leyendo estas líneas no está reflexionando sobre su experiencia de leer, pues ello le impediría leer; pero ello no implica que su leer sea inconsciente. De hecho, si le preguntamos qué está haciendo, dirá: ”leyendo”. Lo habitual es, entonces, ser “conscientes no –reflexivos” respecto nuestras experiencias o acciones. La reflexión sobre nuestras experiencias nos lleva más allá que la toma de conciencia; implica el acto de volver la mirada hacia nuestro interior, hacia lo que nos está aconteciendo para analizarlo. La reflexión es una introspección, un volverse sobre sí mismo que puede revelarnos las causas, condicionamientos y elementos que están conformando nuestra forma de existir, en un momento de la historia de nuestras vidas, en una situación determinada. Esta reflexión podrá permitirnos descubrir, entender e incluso replantear el curso mismo de nuestras existencias; evaluar nuestros proyectos personales y la forma de llevarlos a cabo y, por último, extraer aquellos principios que nos orientarán en futuras decisiones y se constituirán como criterio de crecimiento, estancamiento o destrucción personal. Nos permite, en otras palabras, hacernos cargo de nuestra realidad.

 ¿Qué nos sucede, qué sentido tiene tal o cual decisión, qué significa tal acontecimiento o persona en nuestras vidas, qué experiencias nos hacen crecer y cuáles nos consumen, qué es lo más importante, qué debemos asumir y qué superar, cuáles han sido nuestros errores y aciertos y cuáles sus consecuencias? En fin, son muchas las reflexiones que necesitamos hacernos constantemente para no perdernos en un mundo cada vez más apremiante y conflictivo que, así como nos ofrece múltiples posibilidades, también nos pone cada vez mayores dificultades para alcanzarlas en forma honesta.

The insider (El informante). 
 http://www.youtube.com/watch?v=DOKSrRdfkQM&feature=related 
Sobre la ética del científico 

d.2) Situacionalidad de la experiencia

                En cada una de nuestras experiencias está involucrado todo nuestro ser personal; no puede ser de otra manera; somos indivisibles: afectivos, inventivos, morales, intelectuales, sociales (familiares, amigos, adversarios, habitantes, ciudadanos, etc.), creyentes, más o menos saludables o vitales y todo ello en un constante y continuo acontecer que va conformando nuestra historia de vida. Indivisibles, complejos por nuestra riqueza de ser, únicos e íntimos, vivimos situaciones también únicas, que dan una tonalidad a nuestra existencia según sean predominantemente afectivas, morales, intelectuales, religiosas, sociales, corporales, estéticas, etc. Durante el nacimiento de un hijo, por ejemplo, para la madre predominará la dimensión afectiva, mientras para el médico la intelectual; pero, en ambos casos, está allí cada ser involucrado por entero en esa experiencia: su historia de vida, sus valores, sus conocimientos, su afectividad, sus creencias… Entender una experiencia de vida, implica tener presente todas sus dimensiones; sin olvidar que somos únicos e indivisibles, en situaciones de vida también únicas e irrepetibles. Una reflexión sobre nuestra experiencia debe considerar que ésta se da no en el vacío sino en un espacio y un tiempo determinado, que forman parte explicativa de la misma.

d.3) La reflexión sobre lo que nos acontece no es inmediata.

                No cabe duda la importancia de la reflexión sobre nuestras experiencias; sin embargo, es importante tener presente que la reflexión sobre éstas, no es inmediata ni fácil. A veces, la comprensión de algo experimentado cuando niños o jóvenes, lo entenderemos mucho más tarde; después de numerosas reflexiones e iguales aciertos y errores. Es más, recordemos que nuestra reflexión es sobre una experiencia necesariamente pasada; por lo cual "el sentido de una experiencia no llega en realidad a ser nunca decisivo o concluso. Y esto ocurre no sólo porque en el curso de la existencia alteramos la valoración de nuestros propios actos pasados; es que, de hecho, nuestras experiencias reobran sobre las anteriores, y por ello es posible que las valoremos, con el tiempo, de modo distinto." (E. Nicol en su "Psicología de las situaciones vitales”)

¿Cuánto tiene que pasar para entender una actitud, una decisión, una palabra o un silencio? Por ello debemos tener cuidado con nuestro sentido de culpabilidad, con el culpar o culparnos. Así, cuando hoy nos demos cuenta que fue un error la decisión de hablar o callar, hacer o no hacer esto o lo otro; también deberemos tener en cuenta que en ese entonces, tal vez, no teníamos la edad, la sabiduría de vida o conocimientos necesarios para percibir las cosas de otro modo; o, quizás, no se dieron las circunstancias que nos habrían permitido resolver esas situaciones de una manera más eficiente. Acaso hoy encontremos explicaciones o formas de actuar que habrían sido más certeras; pero es bueno tener presente que hoy somos otros. A modo de ejemplo, recordemos las situaciones presentadas en el film Mysterious Skin: Brian y Neil eran niños indefensos cuando fueron abusados por el entrenador; no podían responder de lo que por sus edades y circunstancias afectivas y familiares era para ellos imposible de entender y asumir de otra manera.

Adele - Don't you remember
¿Cómo se hace cargo de la realidad, carga y encarga de la realidad?

e) El pasado que no pasa…

                Para nuestro tema – la pedagogía experiencial – nos interesa aclarar algo más la historicidad que nos conforma. En primer lugar, aclaremos que el pasado no es sólo lo que fuimos o hicimos; sino también lo que podíamos ser o hacer y no fuimos o hicimos y lo que sabíamos que no podíamos o no debíamos ser o hacer... ¿Recuerdan alguna experiencia al respecto y de qué forma hoy nos conforma como un posible o un imposible? Pero no es sólo lo que nos ha pasado lo que hoy nos conforma en una especie de estilo de ser, de existir y de habérselas con el mundo; sino nuestra forma de proyectar ese suceso. ¿La madurez adquirida al día de hoy, acaso no nos permitiría tener otra apreciación de los sucesos pasados y, consecuentemente, otra forma de vivir este presente y proyectar nuestro futuro?

                “De nuestras experiencias pasadas, unas son más próximas y otras más remotas a nuestro presente actual (…). Lo próximo a nuestro presente puede ser algo que distingamos como remoto en una sucesión temporal homogénea. E, inversamente, lo remoto en el tiempo puede ser, para nuestro presente actual, efectivamente más cercano. Por la función misma del recuerdo, las experiencias pasadas se aproximan a nuestro presente, alejando de él a otras; y el olvido las aleja a todas, unas más y otras menos rápida y totalmente. (…) Es la relación afectiva con el presente lo que determina casi siempre la proximidad o lejanía de una experiencia pasada respecto ese mismo presente. (…) Una experiencia pasada puede sernos próxima lo mismo si ella fue grata, o si su recuerdo es grato, que si fue desagradable.” (Ibíd. Pág. 55)

Por ello, antes decía que nuestra historia de vida no es lineal, no se lee a reglón seguido. Recuerdos y olvidos saltan espacios, uniendo tiempos lejanos, trayéndolos al presente y alejando otros, hasta hacerlos casi desaparecer…Por ello no hay medidas ni instrumentos válidos para cualificar el tiempo vivido por cada cual, cuán lejano o cuánto pasado ha vivido y cuánta experiencia ha “acumulado” . Las causas de la violencia no cabe duda que se encuentran en experiencias próximas que pueden encontrarse lejanas en el tiempo cronológico; en los inicios de la vida; en el pasado que no pasa… Sin embargo, no estamos determinados por el pasado pues somos, al mismo tiempo, lo que aún no somos.

f) La experiencia del futuro presente y como posibilidad.

Ser el mismo no es lo mismo que ser igual o idéntico. Nuevas experiencias nos presentan nuevas posibilidades y, por lo mismo, imposibilidades. Y si bien es cierto que hoy somos el resultado de las elecciones y rechazos realizados en el pasado, y que estos circunscriben nuestras posibilidades futuras; no menos cierto es que el pasado no nos limita, no nos cierra o determina nuestra mismidad abierta a los cambios, a lo distinto, a lo que antes no hemos sido o vivido. Podemos cambiar el curso de la historia de nuestras vidas, proyectarla de modo que nuevas experiencias la potencien en direcciones distintas a las hasta hoy llevadas.

Somos el mismo que se va construyendo día a día, por lo tanto, siempre distinto; siempre novedoso. El futuro, nos es primordial porque en él está la esperanza, el sentido y finalidad de nuestros afanes, de la educación; del paso de la violencia a la paz. Por ello, el hombre que siente no tener futuro posible; es un hombre "sin vida"; "preso de la desesperación", no espera nada; se deja estar. De ahí también la actitud heroica de quien sentenciado de muerte, vive con fuerza cada momento de su vida; de ahí lo sobrecogedor de sus últimas disposiciones y de ahí la diferencia entre quien ve la muerte como un tránsito y quien la ve como el fin de la existencia.

Si el futuro es lo que puedo llegar a ser o a hacer; si es posibilidad, es importante entonces preguntarse ¿Qué es lo que queremos hacer; quiénes queremos llegar a ser? Nicol dirá "Cuando la facultad de proyectar, agotada por las dificultades del presente, o por la oscuridad del porvenir, se rinde y exclamamos veremos lo que pasa, dejando que el futuro venga a nosotros, incluso entonces sabemos que algo va a ocurrir, que inexorablemente se va a producir una situación en la cual nos sentiremos inmersos, o de la cual seremos constituyentes. Pero no sabemos cuál va a ser ella" Es la incertidumbre agobiante; nos produce desazón, desconcierto, inseguridad. Nos gusta ser previsores incluso, manejar el factor sorpresa en lo que no es decisivo: el regalo o la fiesta sorpresa. Necesitamos la certeza de que lo fundamental de nuestras vidas seguirá un curso de continuidad que nos permite saber de antemano qué hacer, a qué atenernos. Los cambios bruscos nos provocan desconcierto; nos dejan en la crisis del cataclismo que puede ser físico, económico, afectivo, social, moral; etc.

g) Según como habitemos el espacio será nuestra experiencia.

¿Recuerdan algún rincón amado? ¿Recuerdan algún lugar al cual jamás quisieran volver, por muchas comodidades o lujos que éste les ofreciera? Habitamos el espacio; esto es, lo teñimos con nuestra historia de vida y éste, a su vez, nos hace saltar a pasados, provocándonos emociones, recuerdos, que pueden ser gratos o no. Por otra parte, podemos hablar de espacios acogedores o desacogedores; espacios que con su vestimenta, promueven la paz o la violencia. Somos personas que se inspiran en un paisaje o en habitaciones vestidas por experiencias en ellas tenidas. Por ello, el inventario de un lugar no tiene el mismo sentido o valor para dos personas.

Nos proyectamos no sólo según nuestros tiempos, sino en un lugar; en una circunstancia. No da lo mismo cualquier lugar para construir el hogar, para celebrar o para pasear por él. En un lugar somos extranjeros; en otros, estamos en lo nuestro… No es lo mismo invadir un lugar que cultivarlo: “Es el espíritu y no el cuerpo el que arraiga la tierra del lugar”, dice Nicol.


De acuerdo con lo expuesto hasta aquí, es claro que la sabiduría de vida, no dependerá de la edad, puesto que no depende de la cantidad de experiencias, sino del cómo integremos esa experiencia, cómo captemos su sentido de ascensión, de tal modo influya positivamente en nuestros propósitos y fortalecimiento. Muchas veces, no nos damos el tiempo para volvernos sobre nosotros mismos; a veces, por comodidad o temor a no saber cómo enfrentarnos; así el ser humano se va volviendo un inconsciente, se va bestializando. Reflexionar sobre nuestras experiencias vividas directamente o en la experimentación fílmica es también una experiencia; tratar de explicar esa experiencia también lo es…

 h) Educar es enseñar a descubrir y amar los valores – verdad, bien y belleza- de tal modo sean asumidos como principios de vida. Asumidos los valores, pasan a configuran nuestro ser conforme las virtudes. Es la educación como actitud de vida, donde el bien es bondad, la verdad es veracidad y la belleza es éxtasis.  Llamamos axiología a la disciplina filosófica que estudia los valores.  Esta disciplina, se sustenta en la antropología filosófica.  La relación educación con el bien moral, es estudiada por la ética y la relación con la belleza, por la estética.


 
"Enséñame"

3.1.2   Principios de Ética General

1º   Haz el bien y evita el mal

2º  Principio de tolerancia: Desgraciadamente, dado que existe el  mal, cuando no hay alternativa alguna para evitar un mal mayor, se debe actuar conforme al mal menor.

3º   Se puede actuar mal por comisión u omisión, esto es, cuando se hace lo que no se debe hacer o cuando no se hace lo que se debe hacer.

4º   Para que haya mérito o culpabilidad de los actos, tiene que haber conocimiento o debiera haberlo y voluntad.

5º  Existen agravantes y atenuantes de lo actos:

      a)  Según la acción e intención:



      a)  Según la acción e intención:

ACTO
INTENCIÓN
MORALIDAD
Bueno
Buena
Bueno
Malo
Mala
Perverso
Bueno
Mala
Más malo
Malo
Buena
Menos malo

      
 b) Es más malo actuar contra alguien inocente o de actuar correcto,  que ante quien actúa mal.
 c) Más mal actúa quien tiene mayores conocimientos y mayores responsabilidades.
 d) Mayor es el mal cuando se atenta contra un bien mayor.
 e) Mayor es el mal si se hace con escándalo, esto es, se ufana de él y se trata de propagar.
 f)  Mayor es el mal si se actúa en contra de quienes somos responsables
 g) Mayor es el mal si se actúa contra un bien público o común que contra un bien particular.

          Educarse implica el reto de ascender en honestidad, en bondad de ser, en mérito de ser; implica, por lo mismo, la realización de virtudes.    Ahora bien, llamamos virtudes morales a las diversas formas que presenta la realización del bien, acorde las situaciones que debemos enfrentar durante el desarrollo de nuestra existencia. Así, hablamos de virtudes naturales cardinales o derivadas y de virtudes teologales o sobrenaturales. La educación en este sentido implica un reto moral, pues el bien no siempre es fácil de distinguir del mal; como tampoco es fácil superar la comodidad, conveniencias o placeres inmediatos que puede ofrecer el aparente bien o mal. Muchas veces el ser humano distingue entre lo bueno y lo malo, lo correcto o incorrecto; pero por debilidad cae en los vicios. Mientras las virtudes implican una real realización del auténtico ser que somos; los vicios implican una falta de auténtica realización que puede ocultarse tras la fachada de bienestar, poder, tener o placer.

            Prudencia, Fortaleza, Templanza, Justicia son las virtudes que llamamos naturales “cardinales”, por cuanto como los puntos cardinales, indican un camino de corrección a seguir (un camino educativo). Cada virtud cardinal se puede expresar a través de diferentes virtudes que , entonces, son llamadas “derivadas” La adjetivación de “naturales” es para diferenciarlas de las virtudes teologales o sobrenaturales que dicen relación directa con Dios, pues en Él tienen su origen y destino; así las virtudes de la fe, esperanza y caridad (camino de gracia, revelación y santidad).  Las virtudes cardinales naturales, en cambio, centran su realización en la voluntad del ser humano y en su relación del mismo con la naturaleza y con los demás hombres.  Imprudencia, Debilidad, Intemperancia e Injusticia; Infidelidad, desesperanza y odio, son las nominaciones que damos respectivamente a los vicios que caracterizan una existencia por oposición o ausencia de las respectivas virtudes. El estudio de la educación en relación con las virtudes teológicas y con el sentido final de la existencia o llamado Bien Final o Último, puede dar lugar a una perspectiva teológica de la educación.  

       


3.2. DIMENSIÓN ESTÉTICA O PEDAGOGÍA DE LA ADMIRACIÓN Y BELLEZA

                Nuestro sistema nervioso y órganos, nuestra capacidad racional y emocional, nos disponen, en la medida que están sanos, a tener una serie de sensaciones y análisis que nos pueden provocar experiencias de gusto, agrado, placer o sus contrarios: disgusto, displacer o dolor, desagrado. A diferencia de ello, la sensibilidad implica una toma de conciencia y el descubrimiento, redescubrimiento o creación del sentido que vincula sensaciones, ideas, emociones, a valores que les trascienden. Veo el movimiento de los astros y planetas, estudio y entiendo una serie de relaciones y fórmulas astrofísicas explicativas de las órbitas, me alegro y emociono ante el éxito del lanzamiento de un nuevo observatorio espacial; pero aún no tomo conciencia de todo lo que ese conocimiento me está diciendo…

                La sensibilidad como conciencia del valor de una realidad o situación, de un ámbito, nos muestra la materia pero para desocultar lo que está a resguardo, atesorado pero al mismo tiempo esencial y explayándose en un sentido trascendente. Los sentidos nos ofrecen una somera información; una especie de llamado de atención que luego debemos integrar en un examen de conciencia…Por eso uno de los peligros es que al entregar el conocimiento disperso, la realidad fraccionada, el educando se quede en la parte o aspecto y no capte el sentido cuyo valor se aprehende en el todo; y no sólo de una realidad sino de la situación real en que esa realidad actúa respecto de otras y de un todo situacional.  Por lo mismo no capto el sentido que tiene en el otro su palabra y su mirada; no lo escucho ni veo; menos aún percibo su intención ni su valor; lo más increíble y trágico que tampoco los propios.  ¿Qué hace la pedagogía al respecto?

                 Recuerdo aún esas clases de biología, donde se supone, aprenderíamos a entender, valorar y respetar la importancia de la vida, nuestras vidas y las de los demás. Pero… ¿podemos llamar biología al repetir una y otra vez las funciones y partes del aparato circulatorio, del ojo o del aparato reproductor? ¿Aprendemos a respetar la vida de la naturaleza, analizando cadáveres de insectos o peces? ¿Facilitamos de esa forma la captación del sentido, nobleza, belleza y valor de la vida?  Tuve un profesor en mis tiempos de estudiante, a quien aprendí a valorar no a través de sus clases sino de un libro “Memorias de la otra existencia”. Al terminar sus estudios, recordaba con gratitud a quien calificara de cómo “cierto exótico profesor de la escuela”, su profesor de anatomía comparada, Hans Möllendorf “maestro eminente, único en quien había observado a cada paso una especie de estremecimiento estético en la manipulación de las materias de su especialidad. Entonces sucedía algo inesperado y sublime. El profesor perdía la rígida compostura de sus gestos y movimientos y su inexpresiva mímica de expositor objetivo. Olvidado del rigor de su clase se transformaba en el estupefacto contemplador de algo inaudito. Entonces absorto en el espectáculo de una probeta o de una lámina en el fondo de un microscopio, el profesor emitía opiniones carentes de todo valor científico y absolutamente inverificables. Decía por ejemplo “Aquí tenemos una suspensión de diatomeas que ejecutan un maravilloso ballet acuático” (…), otras decía, “Si vivir es crecer, entonces vivir es interpretar una partitura. Y el alma, cada alma, es el intérprete de esa partitura”. “Ah, si tuviésemos, agregaba, oídos más delicados oiríamos el crecimiento desde la mórula hasta el embrión como un crescendo en que van entrando sucesivamente los vientos, las cuerdas y los cobres, y sentiríamos a la vez que el alma goza indeciblemente al componer su propio cuerpo”. Le daba, pues, gracias a ese hombre poco común y a la vez me preguntaba que le sucedía al alma una vez cumplida su jubilosa tarea, despertada ya al mundo y entregada a su propia decisión. ¿Podría ella hacer de sus energías aún no gastadas el despliegue simple e impecable de una música concertante” (Rafael Gandolfo B. Ed. Universitaria, 1985, p. 86-87).  Amor, contemplación, sensibilidad para aprehender lo esencial y su belleza tras lo que aparece como primera información a los sentidos y a la razón…Entonces se toma conciencia, porque nos sobrecoge, la armonía, el resplandor del ser, es decir, su auténtica belleza; la belleza de ser.  Ese mismo conocimiento que a veces parece asfixiarnos por la forma como nos lo entregan, en otros hace que pase a ser sentido de vida; por algo será…

                 Estamos ante lo que podríamos llamar Pedagogía y Educación Estéticas: Pedagogía que educa a partir del encuentro con la realidad a través de su belleza; pedagogía que nos coloca en situaciones que nos instan a afinar el espíritu, el entendimiento, para discernir entre lo esencial y lo efímero, lo profundo y lo superficial, la presencia y la apariencia, la morada y el espacio, el ocio y el negocio, la realidad ambital o transobjetiva y los objetos o cosas, el acontecimiento y el dato, lo atesorable y lo desechable, lo superior y lo inferior, la belleza y lo bonito, la obra de arte y lo ornamental, la magnificencia y lo sublime.

                 "Hay formas distintas de belleza. Entre ellas destaca lo sublime, lo que nos asombra por su grandeza y valor, y nos invita a elevarnos a su altura. Esta elevación sólo podemos llevarla a cabo si somos sensibles y receptivos. (...) Cuando se piensa en lo pobres, se lamenta automáticamente su carencia de alimento, vestido y hogar. Pero se alude menos a la sordidez del ambiente y a la fealdad del entorno. Parece olvidarse que la belleza va de la par con la verdad y la bondad. Son tres lo ejes de la vida humana normal" (Alfonso López Quintás en "El Libro de los valores" que escribiera junto a Gustavo Villapalos. Planeta 1998. España, p. 351 y 353)

                 ¡Qué riqueza de ser la de hombre y cuán compleja! En el mundo natural, cada realidad está predeterminada a cumplir con su ser - el puma a ser puma, la montaña a ser montaña. En la existencia de estas realidades no hay engaño; en sus respuestas no hay error. Sus existencias son auténticas, simplemente son y, en ellas, el bien es natura y la belleza también. Por lo mismo, bien, verdad, belleza, en las realidades naturales, no implican mérito porque están inscritos en su constitución; pronto a desarrollarse espontáneamente en consonancia con sus esencias. Pues bien, mientras la naturaleza despliega sus fuerzas de ser sin más; el ser humano, consciente de esas realidades, de la propia realidad y de ser, responde ante sí y ante lo y los demás, acogiendo o rechazando, descubriendo y ocultando o desfigurando, colaborando o abortando… Sólo la educación de la sensibilidad, permitirá apreciar la grandeza en lo pequeño, al mismo tiempo que nos despejará la visión cuando los ostentos del camino insistan en separarnos del ideal.  Sin sensibilidad para captar los reales valores y los valores morales, no es posible educación ni diálogo alguno.

                 Por último, aclaremos que Pedagogía o Educación Estética no es lo mismo que Pedagogía en Arte o Educación Artística. Mientras la primera forma al hombre contemplador de toda belleza –natural, artístico y sobrenatural- la pedagogía del arte y educación artística forma al profesional creador de obras de arte. Así,  la educación estética es parte de la formación de la persona como tal, de toda persona y todo acto personal. Es la formación del hombre como contemplador. Enseñar a vivir la vida y cada uno de sus actos en forma bella, para ser mejores personas, es nuestro reto. Es la belleza del ser la que tiene manifestaciones o proyecciones sensibles para las cuales hay que educar la sensibilidad. La educación de la sensibilidad o estética – de la belleza- impulsa la ascensión del hombre desde lo visible a lo invisible.

           Anthony de Mello en su relato "Un minuto para el absurdo" nos cuenta:


"El maestro le dijo a un asistente social: 

- Me temo que estás haciendo más mal que bien.                                                                                                                          - ¿Por qué?                                                                                                                                                                                                 - Porque únicamente subrayas uno de los imperativos de la justicia.                                                                              - ¿A saber...?                                                                                                                                                                                                     - Que los pobres tienen derecho al pan.                                                                                                                                        - ¿Y cuál es el otro?                                                                                                                                                                                       - Que los pobres tienen derecho a la belleza.         


                                                                 (Sal Terrae, Santander 1993, p.134) 


CONCEPTUALIZACIÓN FUNDAMENTAL

1.  Moral humana y amoral del animal
2.  Principios de a educación moral
     •    Moral, imaginación creadora e imaginación pueril
     •    Idealismo y utopía
     •    La responsabilidad se educa desde un hombre “situado”:
            -  “Hacerse cargo de la realidad”
            -  “Cargar con la realidad”
            -  “Encargarnos de la realidad”
     •    Debemos hacernos cargo de nosotros mismos:
 
           -  La necesidad de reflexionar sobre la experiencia; pues somos conscientes pero no necesariamente reflexivos
           -    Importante tener presente la situacionalidad de nuestras experiencias
           -    La reflexión sobre la experiencia puede ser mediata, remota (no inmediata); lo que           no significa que sea menos importante.
           -    Sentido del pasado: experiencias próximas
           -    Sentido del futuro
           -    Los espacios habitados
      •    Educar es asumir valores
3.    Principios de Ética General
4.    Valores y virtudes:   Virtudes cardinales naturales y virtudes teologales
5.    Pedagogía estética o de la admiración.  Lo sublime

AUTOEVALUACIÓN
     
1.   Transcriba un caso real, propio de la comunidad educativa y analícelo, aplicando los principios de una pedagogía general y los principios de la ética general.  
2.   Analice, moralmente, los personajes protagonistas de un film o cortometraje.
3.   ¿Por qué hay personas que pueden tener un gran grado de instrucción ética- por ejemplo, ser expertos en justicia o caridad-  y ser inmorales?

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